Próximamente en las mejores vidas

A esa amargura le falta azúcar,
a tus los ojos una buena pena,
al signo vital un sentido.
Y a mí, un par de problemas.

A medida que pasa el tiempo me voy dando cuenta que lo que realmente sirve es el error, un buen error, un gran error. Ese que sea irreparable, o más bien que sea reparable y deje una profunda, aterradora y asquerosa huella.
Es crecer a pasos agigantados. La única inquietud es no tener la oportunidad de caer en tan grave error, o tenerla y no correr el riesgo de cometerlo.
Seríamos más odiados, pero a la vez, más respetados por el solo hecho de hacer semejante barbaridad. Llevaríamos una frente en alto, orillando la demasía a tal punto que nos chocaríamos al mismisimo sol y despacharíamos un gesto cuyo significado sea: -¿por qué no te fijas por donde vas?
Podría decir que el error es para unos pocos, los que tienen la sangre y/o el dinero para llevarlo a cuestas. También que ciertas personas le dan lugar a esos pocos para que los cometan.
Exijo ser parte y socio de los sin corazón por un día. Si me gusta me quedo allí.
Lo juro.